Las urnas finalmente hablaron. Y los españoles han dado mayoritariamente su confianza al Partido Popular para enderezar una nave sin rumbo en la que se ha convertido España durante los últimos años.
Nunca antes en nuestra joven democracia se había dado una concentración de poder municipal, autonómico y nacional tan brutal como el acontecido en los últimos meses. Por este lado, Mariano Rajoy y su partido no tendrán ningún tipo de cortapisa para aplicar las políticas que realmente necesita este país en términos de gestión económica y presupuestaria. Pero mis dudas surgen si el Partido Popular se va a centrar exclusivamente en resolver este desaguisado económico atendiendo únicamente a soluciones númericas. Me explicaré.
Todos sabemos que el agravamiento de esta crisis económica propiamente española (sumada a la crisis económica europea y mundial) ha sido provocada por un desacertado incremento del gasto público que ha dejado las arcas vacías y sin capacidad de maniobra futura. A saber: Plan E (15.000 millones de euros), cheque de los 400 euros y cheque bebé (5.000 millones) o subvenciones a sindicatos y patronales (1.000 millones), por poner tres ejemplos. Pues bien, parece obvio que la recuperación económica vendrá en primer lugar por una reducción del gasto público drástica para iniciar una senda que nos lleve en unos años a la consolidación fiscal, es decir, a intentar ajustar nuestro gastos a nuestros ingresos.
Para mí esto es un primer paso necesario pero no suficiente. Porque en anteriores crisis sufridas todas se superaron de la misma forma: a través de una devaluación de nuestra moneda que hizo que nuestros productos y servicios fueran más competitivos para el resto de países. El problema que tenemos ahora al compartir la moneda es que esa herramienta ha dejado de existir por lo que la única posibilidad de hacer nuestros productos y servicios más competitivos es reducir su coste, o lo que os lo mismo, ser más productivos.
¿Y cuál es nuestra principal industria, con diferencia sobre el resto? Pues el turismo. Ahí está una de las claves de la recuperación que nos puede llegar a corto plazo. Teniendo en cuenta que hemos incrementado cerca de un 10% con respecto al año pasado la llegada de turistas (debido principalmente a las revueltas del norte de Africa), tenemos que intentar como sea, ofrecer al turista algo distinto y que llame su atención, con el objetivo de que siga comprando nuestro producto estrella. Y lo que dicen los expertos en este tema es que cada vez más, se valora el turismo cultural y gastronómico.
Y tenemos la fortuna de vivir en un país donde el patrimonio histórico es abundante y único. Sin embargo, una parte importante está en la más absoluta ruina y es ahí donde se deberían destinar los fondos suficientes para crear un Plan nacional de restauración del patrimonio histórico. Porque se matarían varios pájaros de un tiro: se reactivaría la actividad de la construcción donde tenemos a una buena parte de nuestros parados, provocaría un incremento del turismo hacia esos lugares con las ventajas que eso conlleva (gastos de pernoctación, restauración, visitas, etc.) y se recuperaría también parte de nuestra identidad nacional necesaria en este contexto tan difícil.
Porque es vital cuanto antes recuperar la perspectiva de donde venimos para saber sobre todo, hacia donde vamos. Espero que alguien con el poder suficiente dentro del futuro gobierno rajoy, sepa ver las ventajas de esta medida. Por mí que no quede, siendo la segunda vez que lo propongo desde este modesto blog:
Plan de choque contra la crisis Mayo de 2008
Y para muestra varios botones:
Patrimonio histórico nacional en ruinas