No puedo dejar de admirar al primer equipo de fútbol de la ciudad de Alcorcón por la machada realizada. Ver a jugadores que realmente sienten los colores cobrando cantidades ridículas a final de mes o un entrenador que consigue subir un equipo al cielo de Madrid con recursos tan escasos, hace que siga creyendo en el deporte rey como vehículo de cohexión de toda la sociedad española. Y a las pruebas me remito con la locura de nuestra selección y la cantidad de banderas nacionales en multitud de balcones a lo largo de nuestra biografía.
Decía Ortega y Gasset que unos de los principales males que ha tenido nuestra nación a lo largo de los últimos siglos es la desunión de sus territorios (por eso fuimos tantas veces invadidos por otros pueblos), territorios por otra parte tan diversos. Y que precisamente en los momentos donde lograron unirse para alcanzar un objetivo común, fue cuando el Imperio español fue realmente invencible además de vehículo de cultura y organización para los nuevos territorios conquistados.
Pues bien, cuando nuestro pueblo está unido en una meta común, no hay nada que se le resista y en este caso, "El Alcor" ha logrado ascender a la Categoría de Plata después de un partido épico y con vapuleo incluido esta temporada al todopoderoso Real Madrid. Lástima que Don Enrique, el mandamás alcorconita, equivocara en su momento la infraestructura que realmente haría feliz a sus vecinos y que tanto daño está haciendo a las arcas del municipio con su principal parque mutilado. Aunque según mis noticias, va directo a la ampliación del estadio de Santo Domingo, cueste lo que cueste al contribuyente alcorconero. Será por dinero.
Muy tarde se ha dado cuenta el primer edil del verdadero opio del Pueblo: menos payasos y más balompié. O fútbol, como ustedes prefieran.
Muy tarde se ha dado cuenta el primer edil del verdadero opio del Pueblo: menos payasos y más balompié. O fútbol, como ustedes prefieran.